El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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DE LAS PASIONES

907. Puesto que el principio de las pasiones está en la naturaleza, ¿es malo en si mismo?

«No, la pasión consiste en el exceso unido a la voluntad; porque el principio ha sido dado al homb?e para el bien, y ellas pueden conducirle a grandes cosas. El abuso que se hace de las pasiones es lo que causa el mal».

908. ¿Cómo puede fijarse el límite donde cesan las pasiones de ser buenas o malas?

«Las pasiones son como un caballo que es útil, cuando está gobernado; pero peligroso cuando es él el que gobierna. Reconoced, pues, que una pasión se hace perniciosa desde el momento en que cesáis de poderla gobernar y origina un perjuicio cualquiera, ya a vosotros, ya a otro».

Las pasiones son palancas que duplican las fuezas del hombre, y le ayudan a cumplir las miras de la Providencia, pero si en vez de dirigirlas, el hombre se deja dirigir por ellas, cae en el exceso, y la fuerza que en su mano podía hacer el bien, se vuelve contra él y lo aplasta.

Todas las pasiones tienen su principio en un sentimiento o necesidad natural. El principio de las pasiones no es, pues, un mal, puesto que se apoya en una de las condiciones providenciales de nuestra existencia. La propiamente dicha, es la exageración de una necesidad o de un sentimiento; reside en el exceso, no en la causa, y semelante exceso se convierte en mal cuando da como consecúencia un mal cualquiera.

Toda pasión que aproxima al hombre a la naturaleza animal le aleja de la espiritual.
Todo sentimiento que eleva al hombre por encima de la naturaleza animal, revela el predominio del espíritu sobre la materia y la proximidad de la perfección.

909. ¿El hombre podría con sus esfuerzos yencer siempre sus malas pasiones?

«Sí, y a vecés con pequeños esfuerzos. Lo que le falta es voluntad. ¡Ah, cuán pocos sois los que hacéis esfuerzos!»

910. ¿Puede hallar el hombre en los espíritus una asistencia eficaz para vencer las pasiones?

«Si lo pide sinceramente a Dios y a su buen genio, los espíritus buenos vendrán sin duda a ayudarle, porque esta es su misión». (459)

911. ¿No hay pasiones tan vivas e irresistibles, que la voluntad es impotente para vencerlas?

«Muchas personas hay que dicen: Lo quiero; pero la voluntad no les pasa de los labios, lo quieren, y están muy contentos de que no suceda. Cuando se cree no poder vencer sus pasiones, es porque el espíritu, a causa de su inferioridad, se complace en ellas. El que procura reprimirlas comprende su naturaleza espiritual y el vencerlas es para él un triunfo del espíritu sobre la materia».

912. ¿Cuál es el medio más éficaz para combatir el predominio de la naturaleza corporal?
«Hacer abnegación de si mismo».