El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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671. ¿Qué hemos de pensar de las guerras llamadas sagradas? El sentimiento que induce a los pueblos fanáticos a exterminar lo más que les es posible, con la mira de ser agradables a Dios. a los que no participan de sus creencias, ¿parece que tienen el mismo origen que el que en otros tiempos les excitaba al sacnficío de sus semejantes?

«Son impelidos por los espíritus malos, y al hacer la guerra a sus semejantes, se oponen a la voluntad de Dios, que dice que debe amarse al hermano como a sí mismo. Todas las religiones, o mejor, todos los pueblos, adoran a un mismo Dios ya sea con éste, ya con aquel nombre, ¿y por qué, pues, hacerles una guerra de exterminio, porque su religión es diferente o no ha llegado al progreso de la religión de los pueblos civilizados? Los pueblos son excusables de que no creen la palabra de aquel que estaba animado del espíritu de Dios y fue por él enviado, sobre todo los que no le vieron, ni fueron testigos de sus actos, ¿y cómo queréis que crean esa palabra de paz, cuando se la lleváis espada en mano? Deben ilustrarse y nosotros debemos procurar hacerles conocer la doctrina de Aquél por medio de la persuasión y dulzura, y no por medio de la fuerza y de la, sangre. La mayor parte de vosotros no creéis en las comunicaciones que tenemos con ciertos mortales, ¿cómo queréis, pues, que los extraños crean vuestras palabras, cuando vuestros actos desmienten la doctrina que predicáis?»