El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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393. ¿Cómo puede ser responsable el hombre de actos y redimir faltas de cuyo recuerdo carece? ¿Cómo puede servirse de la experiencia adquirida en existencias olvidadas? Se concebiría que las tribulaciones de la vida le sirviesen de lección, si recordase lo que pudo inducirle a ellas; pero desde el momento que no lo recuerda, cada existencia le viene a ser como la primera, lo que equivale a tener que empezar siempre. ¿Cómo se concilia esto con la justicia de Dios?

«En cada nueva existencia, el hombre tiene más inteligencia y puede distinguir mejor el bien del mal. ¿Dónde estaría el mérito, si recordase el pasado? Cuando el espíritu regresa a su vida primitiva (la espiritista», toda su vida pasada se descorre ante él; ve las faltas que ha cometido y que son causa de su sufrimiento, y lo que hubiera impe dido cometerlas; comprende que la posición que se le ha señalado es justa, e inquiere entonces la existencia que podría reparar la que acaba de transcurrir. Busca pruebas análogas a aquellas porque ya ha pasado o aquellas luchas que cree propicias a su progreso, y suplica a los espíritus superiores a él que le ayuden en la nueva tarea que emprende; porque sabe que el espíritu que le será dado como guía en la nueva existencia, procurará hacerle reparar sus faltas, proporcionándole una especie de intuición de las que ha cometido. Esta intuición es el pensamiento, el deseo criminal que con frecuencia os asalta y al cual os oponéis instintivamente, atribuyendo la mayor parte de las veces vuestra oposición a los principios que de vuestros padres habéis recibido, siendo así que es la voz de la conciencia que os habla, voz que es el recuerdo del pasado, y que os previene para que no volváis a caer en las faltas que ya habéis cometido. Ya en su nueva existencia el espíritu sufre, si sufre con resignación las pruebas y resiste a ellas, se eleva y asciende en la jerarquía de los espíritus, cuando vuelve a encontrarse entre ellos».

Si no tenemos, durante la vida corporal, un recuerdo exacto de lo que hemos sido y de¡ bien o mal que hemos hecho, en nuestras anteriores existencias, tenemos sí, la intuición, y nuestras tendencias instintivas son una reminiscencia de nuestro pasado, a las cuales nuestra conciencia, que es el deseo que hemos concebido de no cometer las mismas faltas, nos previene que resistamos.