Revista espírita — Periódico de estudios psicológicos — 1858

Allan Kardec

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Nota – La señorita Clary D..., interesante niña fallecida en 1850 a la edad de 13 años, ha permanecido desde entonces como el genio de su familia, donde frecuentemente es evocada y a la cual ha dado un gran número de comunicaciones del más alto interés. La conversación que relataremos a continuación ha tenido lugar entre ella y nosotros el 12 de enero de 1857, por intermedio de su hermano médium.

1. –Preg. ¿Tenéis un recuerdo preciso de vuestra existencia corporal? –Resp. El Espíritu ve el presente, el pasado y un poco el futuro, según su perfección y su proximidad a Dios.

2. –Preg. Esta condición de la perfección, ¿es solamente relativa al futuro, o también se relaciona con el presente y el pasado? –Resp. El Espíritu ve el futuro más claramente a medida que se acerca a Dios. Después de la muerte, el alma ve y abarca de un vistazo todas sus emigraciones pasadas, pero no puede ver lo que Dios le prepara; para ello es necesario estar por entero en Dios, después de muchas existencias.

3. –Preg. ¿Sabéis en qué época habréis de reencarnar? –Resp. En 10 ó 100 años.

4. –Preg. ¿Será en la Tierra o en otro mundo? –Resp. En otro mundo.

5. –Preg. Con relación a la Tierra, el mundo en que estaréis ¿se encuentra en condiciones mejores, iguales o inferiores? –Resp. Mucho mejores que las de la Tierra; allá uno es feliz.

6. –Preg. Puesto que estáis aquí entre nosotros, os encontráis en un lugar determinado, ¿en cuál? –Resp. Estoy con una apariencia etérea; puedo decir que mi Espíritu propiamente dicho se extiende mucho más lejos; veo muchas cosas y me transporto bien lejos de aquí con la velocidad del pensamiento; mi apariencia está a la derecha de mi hermano y dirige su brazo.

7. –Preg. Ese cuerpo etéreo del que estáis revestida, ¿os permite experimentar las sensaciones físicas, como por ejemplo las del calor o del frío? –Resp. Cuando me acuerdo mucho de mi cuerpo, siento una especie de impresión como cuando uno se quita una capa y se cree que todavía la lleva por algún tiempo después.

8. –Preg. Acabáis de decir que podéis transportaros con la rapidez del pensamiento; ¿no es el pensamiento la propia alma que se desprende de su envoltura? –Resp. Sí.

9. –Preg. Cuando vuestro pensamiento se traslada hacia alguna parte, ¿cómo se produce la separación de vuestra alma? –Resp. La apariencia se disipa; el pensamiento sigue solo.

10. –Preg. Por lo tanto, es una facultad que se separa; ¿el ser permanece donde está? –Resp. La forma no es el ser.

11. –Preg. ¿Pero cómo obra este pensamiento? ¿No obra siempre por intermedio de la materia? –Resp. No.

12. –Preg. Cuando vuestra facultad de pensar se separa, ¿no obráis entonces por intermedio de la materia? –Resp. La sombra se disipa, y se reproduce donde el pensamiento la guía.

13. –Preg. Puesto que sólo teníais 13 años cuando vuestro cuerpo murió, ¿cómo es que podéis darnos, sobre cuestiones abstractas, respuestas que están fuera del alcance de una niña de vuestra edad? –Resp. ¡Mi alma es tan antigua!

14. –Preg. Entre vuestras existencias anteriores, ¿podéis citarnos una de las que más han elevado vuestros conocimientos? –Resp. Estuve en el cuerpo de un hombre al que transformé en virtuoso; después de su muerte he estado en el cuerpo de una jovencita, cuyo rostro era el reflejo del alma; Dios me ha recompensado.

15. –Preg. ¿Podríamos veros aquí tal como estáis actualmente? – Resp. Sí, podríais.

16. –Preg. ¿Cómo podríamos? ¿Depende de nosotros, de vos o de personas más íntimas? –Resp. De vosotros.

17. –Preg. ¿Qué condiciones deberíamos cumplir para ello? – Resp. Concentraos durante algún tiempo, con fe y fervor; sed menos numerosos, aislaos un poco y haced venir a un médium del género de Home.