Revista espírita — Periódico de estudios psicológicos — 1858

Allan Kardec

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Leemos en la Gazette de Silésie (Gaceta de Silesia):

«Nos escriben de Bolkenham, el 20 de octubre de 1857, que un crimen espantoso acaba de ser cometido por un chico de doce años. El domingo último, 25 del mes, tres hijos del Sr. Hubner –fabricante de clavos– y dos hijos del Sr. Fritche –zapatero– jugaban juntos en el jardín del Sr. Fritche. El niño H..., conocido por su mal carácter, se sumó a los juegos y los convenció a entrar en un baúl que estaba guardado dentro de una casita en el jardín, y que servía al zapatero para transportar sus mercancías a la feria. Los cinco niños se introdujeron en el baúl con mucha dificultad, pero riendo se apretujaron unos sobre los otros. Tan pronto como entraron, el monstruo cerró el baúl, se sentó encima y permaneció tres cuartos de hora escuchando primero sus gritos, después sus gemidos.

«En fin, cuando sus estertores cesaron, cuando los creyó muertos, abrió el baúl; los niños todavía respiraban. Volvió a cerrar el baúl, le echó el cerrojo y se fue a jugar con su barrilete. Pero al salir del jardín fue visto por una chica. Comprendemos la ansiedad de los padres cuando percibieron la desaparición de sus hijos, y su desesperación cuando –después de una larga búsqueda– los encontraron dentro del baúl. Uno de los niños aún vivía, pero no tardó en exhalar su último suspiro. Denunciado por la chica que lo había visto salir del jardín, el niño H... confesó su crimen con la mayor sangre fría y sin manifestar ningún arrepentimiento. Las cinco víctimas: un niño y cuatro niñas de cuatro a nueve años, han sido enterrados juntos hoy.»

Nota – El Espíritu interrogado es el de la hermana del médium, desencarnada a los doce años, pero que siempre ha mostrado superioridad como Espíritu.

1. ¿Habéis escuchado el relato que acabamos de leer sobre el asesinato cometido en Silesia por un niño de doce años a otros cinco niños? –Resp. Sí; mi pena exige que todavía yo escuche las abominaciones de la Tierra.

2. ¿Qué motivo ha podido llevar a un niño de esa edad a cometer una acción tan atroz y con tanta sangre fría? –Resp. La maldad no tiene edad; es ingenua en el niño y razonada en el adulto.

3. Cuando la misma existe en un niño, sin razonamiento, ¿no denota esto la encarnación de un Espíritu muy inferior? –Resp. Ella proviene, entonces, directamente de la perversidad del corazón; es su propio Espíritu que lo domina y que lo empuja a la perversidad.

4. ¿Cuál podría haber sido la existencia anterior de semejante Espíritu? –Resp. Horrible.

5. En su existencia anterior, ¿pertenecía él a la Tierra o a un mundo todavía más inferior? –Resp. No lo veo bien; pero debería pertenecer a un mundo mucho más inferior que la Tierra: él ha osado venir a la Tierra; será por esto doblemente punido.

6. A esa edad, ¿tenía el niño realmente conciencia del crimen que cometía, y tiene del mismo la responsabilidad como Espíritu? – Resp. Él tiene la edad de la conciencia: esto es suficiente.

7. Ya que este Espíritu había osado venir a la Tierra, que es demasiado elevada para él, ¿puede ser obligado a retornar a un mundo que esté en relación con su naturaleza? –Resp. La punición es justamente retrogradar; es el propio infierno. Es la punición de Lucifer, del hombre espiritual descendido hasta la materia, es decir, el velo que de aquí en adelante le esconde los dones de Dios y su divina protección. Por lo tanto, esforzaos en reconquistar esos bienes perdidos; habréis recuperado el paraíso que el Cristo ha venido a abriros. Es la presunción, el orgullo del hombre que quería conquistar lo que sólo Dios puede tener.

Nota – Una observación es hecha con referencia a la palabra osado, de la cual se ha servido el Espíritu, y se han citado ejemplos concernientes a la situación de Espíritus que se encontraron en mundos demasiado elevados para ellos y que han sido obligados a regresar a un mundo que esté más en relación con su naturaleza. Sobre este asunto, una persona hizo notar que ha sido dicho que los Espíritus no pueden retrogradar. A esto respondemos que, en efecto, los Espíritus no pueden retrogradar en el sentido de que ellos no pueden perder lo que han adquirido en ciencia y en moralidad; pero pueden decaer en su posición. Un hombre que usurpa una posición superior a la que le confieren sus capacidades o su fortuna puede ser forzado a abandonarla y a regresar a su lugar natural; ahora bien, esto no es lo que podemos llamar decaer, ya que él no hizo sino volver a su esfera, de la que había salido por ambición o por orgullo. Sucede lo mismo con respecto a los Espíritus que quieren elevarse muy rápidamente en los mundos donde se encuentran fuera de lugar.

Espíritus superiores también pueden encarnarse en mundos inferiores para cumplir allí una misión de progreso; esto no puede llamarse retrogradar, porque es abnegación.

8. ¿En qué la Tierra es superior al mundo a que pertenece el Espíritu del cual acabamos de hablar? –Resp. Allí existe una débil idea de justicia; es un comienzo de progreso.

9. ¿Resulta de esto que en los mundos inferiores a la Tierra no hay ninguna idea de justicia? –Resp. No; allí los hombres sólo viven para sí, y no tienen por móvil más que la satisfacción de sus pasiones y de sus instintos.

10. ¿Cuál será la posición de este Espíritu en una nueva existencia? – Resp. Si el arrepentimiento viene a borrar –si no enteramente– por lo menos en parte, la enormidad de sus faltas, entonces permanecerá en la Tierra; si, al contrario, persiste en lo que es llamada la impenitencia final, irá hacia una morada donde el hombre se encuentra en el nivel de la brutalidad.

11. Entonces ¿puede encontrar en la Tierra los medios de expiar sus faltas sin ser obligado a volver a un mundo inferior? –Resp. El arrepentimiento es sagrado a los ojos de Dios, porque es el hombre que se juzga a sí mismo, lo que es raro en vuestra planeta.