Revista espírita — Periódico de estudios psicológicos — 1858

Allan Kardec

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Sobre diversas cuestiones psicofisiológicas Un médico de gran talento, al que designaremos con el nombre de Xavier, fallecido hace algunos meses y que se había ocupado mucho con el magnetismo, había dejado un manuscrito destinado –pensaba él– a provocar una revolución en la Ciencia. Antes de morir hubo leído El Libro de los Espíritus y había deseado entrar en relación con el autor. La enfermedad a la que sucumbió no le dio el tiempo para ello. Su evocación ha tenido lugar a pedido de su familia, y las respuestas que encierra –eminentemente instructivas– nos ha llevado a incluirlas en nuestra Compilación, suprimiendo todo lo que era de interés privado.

1. ¿Recordáis el manuscrito que habéis dejado? –Resp. Le doy poca importancia.

2. ¿Cuál es vuestra opinión actual acerca de ese manuscrito? – Resp. Obra vana de un ser que no se conocía a sí mismo.

3. ¿Pensabais, sin embargo, que esta obra podría provocar una revolución en la Ciencia? –Resp. Ahora veo demasiado claro.

4. Como Espíritu, ¿podríais corregir y acabar este manuscrito? – Resp. He partido de un punto que conocía mal; quizá sería necesario rehacerlo todo.

5. ¿Sois feliz o desdichado? –Resp. Espero y sufro.

6. ¿Qué esperáis? –Resp. Nuevas pruebas.

7. ¿Cuál es la causa de vuestros sufrimientos? –Resp. El mal que he hecho.

8. Sin embargo, ¿habéis hecho el mal con intención? –Resp. ¿Conoces bien el corazón del hombre?

9. ¿Estáis errante o encarnado? –Resp. Errante.

10. Cuando estabais encarnado, ¿cuál era vuestra opinión sobre la Divinidad? –Resp. No creía en ella.

11. ¿Y ahora? –Resp. Creo demasiado.

12. Teníais el deseo de poneros en contacto conmigo; ¿lo recordáis? –Resp. Sí.

13. ¿Me veis y me reconocéis como la persona con la que queríais entrar en relación? –Resp. Sí.

14. ¿Qué impresión os había causado El Libro de los Espíritus? – Resp. Me había aturdido.

15. ¿Qué pensáis del mismo ahora? –Resp. Es una gran obra.

16. ¿Qué pensáis acerca del porvenir de la Doctrina Espírita? – Resp. Es grande, pero ciertos discípulos lo perjudican.

17. ¿Quiénes son los que lo perjudican? –Resp. Aquellos que atacan lo que existe: las religiones, las primeras y las más simples creencias de los hombres.

18. Como médico, y en razón de los estudios que habéis hecho, sin duda podréis responder a las siguientes preguntas: ¿puede el cuerpo conservar algunos instantes la vida orgánica después de la separación del alma? –Resp. Sí.

19. ¿Cuánto tiempo? –Resp. No tiene un tiempo.

20. Os pido para ser más preciso en vuestra respuesta. –Resp. Esto no dura más que algunos instantes.

21. ¿Cómo se opera la separación entre el alma y el cuerpo? – Resp. Como un fluido que se escapa de cualquier recipiente.

22. ¿Hay una línea de demarcación realmente establecida entre la vida y la muerte? –Resp. Ambos estados se tocan y se confunden; de esta manera, el Espíritu se desprende poco a poco de sus lazos; se desata y no los rompe.

23. ¿Este desprendimiento del alma se opera más rápidamente en unos que en otros? –Resp. Sí: en aquellos que, cuando estaban encarnados, ya se hubieron elevado por encima de la materia, porque entonces su alma pertenece más al mundo de los Espíritus que al mundo terrestre.

24. ¿En qué momento se opera la unión entre el alma y el cuerpo en el niño? –Resp. Cuando el niño respira; es como si recibiese el alma con el aire exterior.

Nota – 99 Esta opinión es la consecuencia del dogma católico. En efecto, la Iglesia enseña que el alma solamente puede ser salvada a través del bautismo; ahora bien, como la muerte natural intrauterina es muy frecuente, ¿qué sucedería con esta alma que, según la Iglesia, ha sido privada de este único medio de salvación, si existía en el cuerpo antes del nacimiento? Para ser consecuente, sería preciso que el bautismo tuviera lugar, si no de hecho, por lo menos de intención, desde el instante de la concepción.

25. Entonces, ¿cómo explicáis la vida intrauterina? –Resp. Como la de la planta que vegeta. El niño vive la vida animal.

26. ¿Hay crimen en privar a un niño de la vida antes de su nacimiento, ya que antes de esta época, no teniendo alma el niño, no es en cierta forma un ser humano? –Resp. La madre o cualquier otro cometerá siempre un crimen al quitar la vida al niño antes de su nacimiento, porque impide al alma soportar las pruebas cuyo instrumento debía ser el cuerpo.

27. Sin embargo, ¿tendrá lugar la expiación que debía ser sufrida por el alma a la que se ha impedido encarnarse? –Resp. Sí, pero Dios sabía que el alma no se uniría a ese cuerpo; de esta manera, ninguna alma debía unirse a esta envoltura corporal: era una prueba para la madre.

28. En el caso en que la vida de la madre corriese peligro con el nacimiento del niño, ¿hay crimen en sacrificar al niño para salvar a la madre? –Resp. No; es preferible sacrificar el ser que no existe al ser que existe.

29. ¿La unión del alma y el cuerpo se opera instantáneamente o gradualmente, es decir, es preciso un tiempo apreciable para que esta unión sea completa? –Resp. El Espíritu no entra bruscamente al cuerpo. Para medir ese tiempo, imaginaos que la primera inspiración que el niño realiza es el alma que entra al cuerpo: el tiempo en que el pecho se eleva y baja.

30. ¿La unión de un alma con tal o cual cuerpo está predestinada o la elección solamente se lleva a cabo en el momento del nacimiento? –Resp. Dios la ha marcado; esta cuestión requiere un mayor desarrollo. Al elegir la prueba que quiere pasar, el Espíritu pide para encarnarse; sin embargo, Dios que sabe todo y ve todo, ha sabido y visto anticipadamente que tal alma se uniría a tal cuerpo. Cuando el Espíritu nace en las clases bajas de la sociedad, sabe que su vida no será más que trabajo y sufrimientos. El niño que va a nacer tiene una existencia que resulta, hasta un cierto punto, de la posición de sus padres.

31. ¿Por qué de padres buenos y virtuosos nacen hijos de una naturaleza perversa? Dicho de otro modo, ¿por qué las buenas cualidades de los padres no atraen siempre, por simpatía, un Espíritu bueno para animar a su hijo? –Resp. Un Espíritu malo pide padres buenos, en la esperanza de que sus consejos lo guíen hacia una senda mejor.

32. ¿Pueden los padres, mediante sus pensamientos y oraciones, atraer al cuerpo del niño un Espíritu bueno en lugar de un Espíritu inferior? –Resp. No; pero pueden mejorar al Espíritu reencarnado: éste es su deber; los hijos malos son una prueba para los padres.

33. Se concibe el amor materno para la conservación de la vida del niño; pero, ya que este amor está en la Naturaleza, ¿por qué existen madres que odian a sus hijos, y a menudo esto sucede desde el nacimiento? –Resp. Son Espíritus malos que tratan de poner obstáculos al Espíritu reencarnante, para que éste sucumba frente a la prueba que ha solicitado.

34. Os agradecemos las explicaciones que habéis tenido a bien darnos. –Resp. Haré todo para instruiros. Nota – La teoría dada por este Espíritu con respecto al instante de la unión del alma y del cuerpo no es del todo exacta. La unión comienza desde la concepción; es decir que, desde ese momento, el Espíritu –sin estar encarnado– se une al cuerpo por un lazo fluídico que se va estrechando cada vez más hasta el nacimiento; la encarnación sólo se completa cuando el niño respira. (Ver El Libro de los Espíritus, N° 344 y siguientes.)