EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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165. Estos oyen la voz de los Espíritus; es como lo hemos dicho hablando de la pneumatofonía: algunas veces una voz íntima que se hace oír en el fuero interno; otras veces es una voz exterior clara y distinta como la de una persona viva. Los médiums auditivos pueden entrar de este modo en conversación con los Espíritus. Cuando tienen la costumbre de comunicar con ciertos Espíritus, los reconocen inmediatamente con el metal de la voz. Cuando uno no está dotado de esta facultad, se puede igualmente comunicar con un Espíritu a través de un médium auditivo que hace el oficio de intérprete.

Esta facultad es muy agradable cuando el médium solo oye buenos Espíritus, o únicamente aquellos que llama; pero no es lo mismo cuando un Espíritu malo se encarniza en él y le hace oír a cada momento las cosas más desagradables y algunas veces las más inconvenientes. Es preciso entonces procurar desembarazarse de aquel por los medios que indicaremos en el capítulo de “La Obsesión”.