EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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144. Un aparato más sencillo, pero del cual la mala fe puede fácilmente abusar, como lo veremos en el capítulo de los fraudes, es el que nosotros designaremos bajo el nombre de Mesa Girardín, en recuerdo del uso que hacía de ella madama Emilia de Girardín en las numerosas comunicaciones que obtuvo como médium; porque madama Girardín, aun cuando era mujer de genio, tenia la debilidad de creer en los Espíritus y en sus manifestaciones. Este instrumento consiste en un sobrevelador movible, de treinta o cuarenta centímetros de diámetro, girando libre y fácilmente sobre su eje a manera de ruleta. Sobre la superficie y en la circunferencia están trazadas, como sobre un cuadrante, las letras, los números y las palabras si y no. Al centro hay una aguja fija. Colocando el médium sus dedos sobre el borde de la mesita, ésta gira y se detiene cuando la letra deseada está bajo la aguja. Se toma nota de las letras indicadas y se forman así bastante rápidamente las palabras y las frases.

Es de observar que la mesita no se escurre bajo los dedos, sino que los dedos quedan en ella aplicados siguiendo el movimiento de la mesita. Puede ser que un médium poderoso pudiese obtener un movimiento independiente, lo creemos posible, pero no hemos sido jamás testigos. Si la experiencia pudiera hacerse de esta manera, sería infinitamente más concluyente, porque apartaría toda posibilidad de superchería.