15. La doctrina de las penas eternas absolutas conduce forzosamente a la negación o a la disminución de algunos de los atributos de Dios, y en consecuencia, es inconciliable con la perfección infinita. De donde extraeremos la siguiente conclusión:
Si Dios es perfecto, la condenación eterna no existe. Si ésta existe, Dios no es perfecto.