EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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12. Y los Escribas y los Fariseos le trajeron una mujer, sorprendida en adulterio; y la pusieron en medio. -Y le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido ahora sorprendida en adulterío. - Y Moisés nos mandó en la ley apedrear a estas tales. ¿Pues tú, qué dices? - Y esto lo decían tentándole para poderle acusar: Mas Jesús, inclinado hacía abajo, escribía con el dedo en tierra. - Y como porfiasen en preguntarle, se enderezó, y les dijo: El que entre vosotros esté sin pecado, tire contra ella la piedra el primero. - E inclinándose de nuevo, continuaba escribiendo en tíerra. - Ellos, cuando esto oyeron, se salieron los unos en pos de los otros, y los más ancianos los primeros: y quedó Jesús solo, y la mujer que estaba en pie en medio. Y enderezándose Jesús, la dijo: Mujer, ¿en dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?-Dijo ella: Ninguno, Señor. Y dijo Jesús. Ni yo tampoco te condenaré. Vete y no peques ya más. (San Juan, cap. VIII, v. 3 a 11).