EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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Acción de gracias por el bien concedido a nuestros enemigos

48. Prefacio. El no desear mal a sus enemigos, es ser caritativo a medias; la verdadera caridad requiere que les deseemos el bien, y que nos alegremos por las gracias que Dios les concede. (Cap. XII, núms. 7 y 8).

49. Oración. Dios mío, en vuestra justicia habéis querido alegrar el corazón de N... os doy las gracias por él, a pesar del mal que me ha hecho o ha procurado hacerme. Si se aprovechase de ello para humillarme, lo aceptaré como una prueba para mí, ejerciendo la caridad.


Espíritus buenos que me protegéis, no permitáis que tenga por ello ningún pesar; desviad de mí la envidia y los celos que degradan; inspiradme, por el contrario, la generosidad que eleva. La humillación está en el mal y no en el bien, y sabemos que tarde o temprano se hará a cada uno justicia según sus obras.