EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

Volver al menú
Nadie puede ver el reino de Dios sino aquel que renaciere de nuevo

1. Y vino Jesús a las partes de Cesárea de Philippo, y preguntaba a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el hijo del Hombre? - Y ellos respondieron: los unos que Juan el Bautista, los otros que Elías, los otros que Jeremías, o uno de los profetas. - Y Jesús les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? - Respondió Simón Pedro, y dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. - Y respondiendo Jesús le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. (San Mateo, capítulo XVI, v. de 13 a 17; San Marcos, cap. VIII, v. de 27 a 30).

2. Y llegó a noticia de Herodes el Tetrarca todo lo que hacia Jesús, y quedó como suspenso, porque decían algunos: Que Juan ha resucitado de entre los muertos; y otros: Que Elías había aparecido; y otros: Que un profeta de los antiguos había resucitado. - Y dijo Herodes: Yo degollé a Juan. ¿Quién, pues, es este de quien oigo tales cosas?, y procuraba verlo. (San Marcos, capítulo VI, v. 14 y 15; San Lucas, cap. IX, v. 7, 8 y 9).

3. (Después de la transfiguración). Y sus discípulos le preguntaron, y le dijeron: ¿Pues por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero? Y él les respondió y dijo: Elías, en verdad, ha de venir y restablecerá todas las cosas. - Pero os digo que ya vino Elías, y no le conocieron, antes hicieron con él cuanto quisieron. Así también ellos harán padecer al hijo del hombre. - Entonces entendieron los discípulos, que de Juan el Bautista les había hablado. (San Mateo, capítulo XVII, v. 10 a 13; San Marcos, cap. IX, v. 10, 11 y 12).