EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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19. Dios es, por tanto: la suprema y soberana inteligencia. Es único, eterno, inmutable, inmaterial, todopoderoso, soberanamente justo y bueno e infinito en todas sus perfecciones, y no puede ser de otra manera. Esa base sobre la cual reposa el edificio universal es el faro que ilumina al Universo entero, y su luz es la única que puede guiar al hombre en la búsqueda de la verdad. Siguiéndola, no se perderá nunca, y si a menudo se ha extraviado, es porque se desvió de la ruta que le estaba indicada. Ese es también el criterio infalible de todas las doctrinas religiosas y filosóficas. El hombre posee para juzgarlas una medida rigurosamente exacta en los atributos de Dios, ya que puede proclamar con entera seguridad que toda teoría, todo principio, todo dogma, toda creencia, toda práctica que esté en contradicción con uno solo de esos atributos o que intente anularlos o simplemente debilitarlos, no puede estar en la verdad. En filosofía, en psicología, en moral, en religión, sólo es verdad lo que no se aparta en nada de las cualidades esenciales de Dios. La religión perfecta sería aquella en la que ningún artículo de fe contradijese esas cualidades y en la que todos sus dogmas pudiesen ser sometidos a la prueba de ese control sin sufrir menoscabo alguno.