EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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39. Los levantamientos operados en la masa sólida desplazaron necesariamente a las aguas las zonas bajas, pero estas misma hondonadas, elevadas a su vez, ora en un sitio, ora en otro, expulsaron a esas mismas aguas, las cuales se dirigieron a otros sitios, y así sucesivamente hasta que se afincaron en un lugar más estable. Los desplazamientos sucesivos de esta masa líquida socavaron y sacudieron forzosamente la superficie del suelo. Las aguas, al correr, llevaron consigo parte de los terrenos de formaciones anteriores puestos al descubierto por los levantamientos, desnudaron ciertas montañas que se hallaban recubiertas por ellos y dejaron a la vista sus bases de granito o sal, al paso que formaban profundos valles y otros eran rellenados. Hay, pues, montañas formadas directamente por la acción del fuego central: se trata principalmente de las montañas graníticas. Otras se originaron por la acción de las aguas, que, al arrastrar tierras móviles y materiales solubles, cavaron valles en derredor de una base resistente, ya sea calcárea o de otro material. Las materias llevadas por la corriente de las aguas formaron los estratos del período terciario, que se distingue fácilmente de los precedentes, más por su disposición que por su composición, que es casi la misma. Los estratos de los períodos primario, de transición y secundario, formados sobre una superficie poco accidentada, presentan una uniformidad casi generalizada en toda la Tierra. Los del período terciario, por el contrario, formados sobre una base muy desigual y por el arrastre de las aguas, presentan características más locales. Por doquier, al cavar hasta una cierta profundidad se encuentran todos los estratos anteriores según su orden de formación, mientras que no se halla en todos los sitios el terreno terciario ni todas las capas que lo conforman.