EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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26. Desde el punto de vista corporal y puramente anatómico, el hombre pertenece a la clase de los mamíferos, de los cuales difiere únicamente por algunos matices en la forma exterior. En cuanto a lo demás, posee la misma composición química de los animales, los mismos órganos, las mismas funciones y los mismos modos de nutrición, de respiración, de secreción y de reproducción. El hombre nace, vive y muere en las mismas condiciones y, cuando muere, su cuerpo se descompone como el de todo ser viviente. No hay en su sangre, ni en su carne, ni en sus huesos, un átomo diferente de los que se encuentran en el cuerpo de los animales. Como estos, al morir devuelve a la tierra el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno y el carbono que se habían combinado para formarlo, de modo que esos elementos, mediante nuevas combinaciones, van a formar nuevos cuerpos minerales, vegetales y animales. La analogía es tan grande que, cuando las experiencias no pueden hacerse en el propio hombre, sus funciones orgánicas se estudian en ciertos animales.