EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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32. Por consiguiente, el progreso no fue uniforme en toda la especie humana. Como era natural, las razas más inteligentes se adelantaron a las otras, incluso sin tomar en cuenta que muchos Espíritus, recién nacidos a la vida espiritual, vinieron a encarnar en la Tierra entre los primeros que llegaron, e hicieron más evidente la diferencia en materia de progreso. En efecto, sería imposible atribuir la misma antigüedad de creación a los salvajes –que apenas se distinguen del mono– y a los chinos, y menos aún a los europeos civilizados.


Con todo, los Espíritus de los salvajes también forman parte de la humanidad, y un día alcanzarán el nivel en que se encuentran sus hermanos mayores, pero sin duda no será en cuerpos de la misma raza física, impropios para un cierto desarrollo intelectual y moral. Cuando el instrumento ya no esté en correspondencia con su desarrollo, los Espíritus emigrarán de ese medio para encarnar en un grado superior, y así sucesivamente, hasta que hayan conquistado todas las graduaciones terrestres. Después de eso dejarán la Tierra, para pasar a mundos cada vez más adelantados. (Véase la Revista Espírita, abril de 1862: “Perfectibilidad de la raza negra”.)