EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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57. ¿Cuándo se producirán esos acontecimientos? “Nadie lo sabe –dice Jesús–, ni siquiera el Hijo”. No obstante, cuando llegue el momento, los hombres recibirán avisos por medio de señales precursoras. Esos indicios no estarán ni en el sol ni en las estrellas, sino en el estado social y en los fenómenos de orden moral antes que físico, que en parte se pueden deducir de sus alusiones.


Es indudable que ese cambio no podía producirse en vida de los apóstoles, pues de lo contrario Jesús no habría ignorado el momento preciso. Por otra parte, una transformación semejante no podía llevarse a cabo en el lapso de unos pocos años. Sin embargo, Jesús les habla de ella como si fuesen a presenciarla; de hecho, ellos podrán volver a vivir cuando esa transformación tenga lugar, así como trabajar para que se concrete. En cierto momento, Jesús alude a la suerte próxima de Jerusalén; en otro, toma ese hecho como punto de referencia acerca de lo que habría de ocurrir en el porvenir.