EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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31. Una comparación vulgar permitirá que se comprenda todavía mejor lo que ocurre en esa circunstancia. Supongamos un regimiento compuesto en su mayoría por hombres turbulentos e indisciplinados, los cuales ocasionarán constantes desórdenes, que la severidad de la ley penal muchas veces tendrá dificultad para reprimir. Esos hombres son los más poderosos, porque son mayoría. Se amparan, se dan ánimo y se estimulan mediante el ejemplo. En cambio, los que son buenos carecen de influencia; sus consejos son despreciados; sufren con la compañía de los otros, que los ridiculizan y maltratan. ¿No es esa una imagen de la sociedad actual?



Supongamos que esos hombres sean retirados del regimiento de a uno, de a diez, de a cientos, y que se los sustituya gradualmente por una cantidad similar de soldados buenos, incluso por algunos de los que, después de que fueron expulsados, se enmendaron. Al cabo de un cierto tiempo, el regimiento seguirá existiendo, pero se habrá transformado. El orden basado en el bien ha reemplazado al desorden. Así será también con la humanidad regenerada.