EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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22. Observemos, en primer lugar, que si las almas de Adán y Eva hubiesen sido sacadas de la nada en el preciso momento de la creación de sus cuerpos, como todavía se enseña, la pareja debía carecer de experiencia en todas las cosa; debía por lo tanto ignorar lo que es morir. Ya que los dos estaban solos en la Tierra, al menos mientras vivieron en el paraíso terrestre, no habían presenciado la muerte de nadie. ¿Cómo, entonces, habrían podido comprender en qué consistía la amenaza de muerte que Dios les hacía? ¿Cómo habría podido comprender Eva que parir con dolor sería un castigo, visto que como acababa de nacer a la vida, jamás había tenido hijos y era la única mujer que existía en el mundo?


Por consiguiente, las palabras de Dios debían carecer de sentido para Adán y Eva. Recién salidos de la nada, no podían saber cómo ni porqué habían surgido allí; no podían comprender ni al Creador ni el motivo de la prohibición que se les imponía. Sin experiencia alguna acerca de las condiciones de la vida, pecaron como niños que actúan sin discernimiento, lo que vuelve todavía más incomprensible la terrible responsabilidad que Dios hizo pesar sobre ellos y sobre la humanidad entera.