¿Que és el Espiritismo?

Allan Kardec

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Pluralidad de mundos

105. “Los diferentes mundos que circulan en el espacio, ¿están poblados de habitantes como la Tierra?”

Todos los Espíritus lo afirman, y la razón dice que debe de ser así. No ocupando la Tierra en el universo ningún rango especial por su posición, ni por su volumen, nada podría justificar el privilegio exclusivo de estar habitada. Por otra parte, Dios no puede haber creado esos millares de globos para placer únicamente de nuestros ojos, tanto menos cuanto que su mayor número escapa a nuestra vista: (El Libro de los Espíritus, núm. 55. ─ Pluralidad de los mundos, por Flammarion).

106. “Si los mundos están poblados, ¿pueden estarlo por habitantes semejantes, en general, a los de la Tierra? En una palabra, ¿podrían esos habitantes vivir entre nosotros y nosotros entre ellos?”

La forma general podría ser poco más o menos la misma; pero el organismo ha de ser adaptado al medio en que deben vivir, como los peces son hechos para vivir en el agua y las aves en el aire. Si el medio es diferente, como todo induce a creerlo, y como parecen demostrarlo las observaciones astronómicas, la organización debe de ser diferente y no es, pues, probable que, en su estado normal, puedan vivir con el mismo cuerpo los unos en los mundos donde viven los otros. Esto lo confirman todos los Espíritus.

107. Admitiendo que esos mundos se encuentren habitados, ¿están, desde los puntos de vista intelectual y moral, en el mismo nivel que la Tierra?

Según la enseñanza de los Espíritus, los mundos se hallan en grados de evolución muy diferentes unos de otros. Algunos están en el mismo estado que la Tierra. Otros, estando más atrasados, sus habitantes están allí todavía más embrutecidos, más materializados y más proclives al mal. En cambio, hay también mundos más evolucionados moral, intelectual y físicamente, dónde el mal es desconocido y las artes y las ciencias han sido llevadas a un grado tal de perfeccionamiento que no podemos concebir, y dónde el organismo, menos material, no está sujeto ni a los padecimientos ni a las enfermedades y achaques que nosotros sufrimos. Sus moradores viven allí en paz, sin tratar de perjudicarse recíprocamente, exentos de los pesares y preocupaciones, de las aflicciones y necesidades que asedian a los habitantes de la Tierra. Por último, hay mundos aún más adelantados, dónde la envoltura corporal, casi fluídica, se acerca cada vez más a la naturaleza de los ángeles. En la serie progresiva de los mundos, la Tierra no está ni en el primero ni en el último puesto, sino que es uno de los más materializados y de los más atrasados. (Revue Spirite, marzo y agosto de 1858. ─ Ibídem, octubre de 1860. ─ El Evangelio según el Espiritismo, Capítulo III: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay”