EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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71. Se perfeccionó el arte de comunicar por los golpes alfabéticos, pero el medio era siempre muy largo. Sin embargo se obtienen comunicaciones de cierta extensión así como interesantes revelaciones sobre el mundo de los Espíritus. Estos indicaron otros medios, y a ellos debemos el de las comunicaciones escritas.

Las primeras comunicaciones de este género tuvieron lugar adaptando un lápiz al pie de una mesita ligera colocada sobre una hoja de papel. La mesita, puesta en movimiento por la influencia del médium, se puso a trazar caracteres, luego palabras y frases. Se simplificó sucesivamente este medio sirviéndose de mesitas tan grandes como la mano, hechas expresamente; después de cestitas, de cajas de cartón y, en fin, de simples tablitas. La escritura era tan corriente, tan rápida y tan fácil como con la mano; pero se reconoció más tarde que todos estos objetos no eran más, en definitiva, que apéndices, verdaderos lapiceros de los cuales no había necesidad, teniendo por sí mismo el lápiz; la mano, arrastrada por un movimiento voluntario, escribía bajo la impulsión dada por el Espíritu y sin el concurso de la voluntad, ni del pensamiento del médium. Desde entonces las comunicaciones de ultratumba no tuvieron más límites que la correspondencia habitual entre vivos. Volveremos sobre estos diferentes medios que explicaremos en detalle; los hemos bosquejado rápidamente para demostrar la sucesión de los hechos que han conducido a acreditar en estos fenómenos la intervención de inteligencias ocultas, o de otro modo, de los Espíritus.