EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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156. En lugar de cestita, algunas personas se sirven de una especie de mesita hecha expresamente, de doce a quince centímetros de largo, sobre cinco o seis de altura, de tres pies, de los cuales el uno lleva el lápiz; los otros dos están redondeados o guarnecidos de una bolita de marfil para deslizarse fácilmente sobre el papel. Otros se sirven simplemente de una tablita de quince a veinte centímetros cuadrados, triangular, oblonga u ovalada; sobre uno de los bordes hay un agujero oblicuo para meter el lápiz; colocada para escribir, se encuentra inclinada y se apoya por uno de sus lados sobre el papel; el lado que descansa sobre éste está algunas veces guarnecido de dos ruedecitas para facilitar el movimiento. Se concibe, por otra parte, que todas estas disposiciones no tienen nada de absoluto; la más cómoda es la mejor.

Con todos estos aparatos es preciso casi siempre ser dos personas; pero no es necesario que la segunda esté dotada de la facultad mediúmnica: sirve únicamente para mantener el equilibrio y disminuir la fatiga del médium.