EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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270. Cuando uno desea comunicarse con un Espíritu determinado, es de toda necesidad evocarlo. (Número 203). Si puede venir, generalmente se obtiene por respuesta: Sí; o: Estoy aquí; y también: ¿Para qué me queréis? Algunas veces entra directamente en materia contestando con anticipación a las preguntas que querían hacérsele.

Cuando un Espíritu es evocado por la primera vez, conviene designarlo con alguna precisión. En las preguntas que se le dirigen, es menester evitar las fórmulas secas e imperativas, que sería para él un motivo para alejarle. Estas fórmulas deben ser afectuosas o respetuosas, según el espíritu y en todos los casos atestiguar el evocador su benevolencia.