EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Allan Kardec

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287. Ciertas personas piensan que es preferible abstenerse de hacer preguntas y que conviene esperar la enseñanza de os Espíritus sin provocarlas; esto es un error. Los Espíritus dan, sin que quepa duda, instrucciones espontáneas de muy grande importancia y que se haría muy mal en descuidar, pero hay explicaciones que muchas veces se esperarían mucho tiempo si no se solicitasen. Sin las preguntas que hemos propuesto, El libro de los Espíritus y El libro de los Médiums estarían aún por hacerse, o serían menos completos, y una multitud de problemas de gran importancia estarían por resolver. Las preguntas, lejos de tener el menor inconveniente, son de muy grande utilidad bajo el punto de vista de la instrucción, cuando se las sabe poner en los límites que se requieren, Tienen otra ventaja, ayudan a descubrir a los Espíritus mentirosos que, siendo más vanos que sabios, raramente sufren con ventaja por su parte la prueba de las cuestiones de una lógica cerrada por las cuales se les empuja hasta sus últimas trincheras. Como los Espíritus verdaderamente superiores no tienen nada que temer de semejante prueba, son los primeros en provocar explicaciones sobre los puntos obscuros; los otros, al contrario, temiendo tener que habérselas con mayores fuerzas ponen gran cuidado en invitarlas; así es que recomiendan en general a los médiums que tratan de dominar y a los cuales quieren hacer aceptar sus utopías, que se abstengan de toda controversia con respecto a sus enseñanzas.


Si se ha comprendido lo que hemos dicho hasta ahora en esta obra, puede ya formarse una idea del círculo en el cual conviene concretar las preguntas que se pueden dirigir a los Espíritus; sin embargo, para más seguridad damos a continuación las respuestas que se han dado sobre los principales asuntos que las personas poco experimentadas generalmente están dispuestas a preguntar.