Revista espírita — Periódico de estudios psicológicos — 1858

Allan Kardec

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Acabamos de ver al Magnetismo reconocido por la Medicina; pero he aquí otra adhesión que, desde otro punto de vista, no tiene una importancia menos capital, puesto que prueba el debilitamiento de los prejuicios que las ideas más sanas hacen desaparecer a cada día: es la adhesión de la Iglesia. Tenemos bajo nuestros ojos un pequeño libro intitulado: Abrégé, en forme de catéchisme, du Cours élémentaire d’instruction chrétienne: A L’USAGE DES CATÉCHISMES ET DES ÉCOLES CHRÉTIENNES, par l’abbé Marotte, vicaire général de Mgr. l'évêque de Verdun, 1853 (Resumen, en forma de catecismo, del Curso elemental de instrucción cristiana: PARA USO DE CATECISMOS Y DE ESCUELAS CRISTIANAS, por el abad Marotte, vicario general de Monseñor obispo de Verdún, 1853). Esta obra, redactada en preguntas y respuestas, contiene todos los principios de la doctrina cristiana sobre el dogma, la Historia Santa, los mandamientos de Dios, los sacramentos, etc. En uno de los capítulos sobre el primer mandamiento, donde son tratados los pecados opuestos a la religión, y después de haber hablado de la superstición, de la magia y de los sortilegios, leemos lo siguiente:

«Preg. ¿Qué es el magnetismo?

«Resp. Es una influencia recíproca que a veces se opera entre los individuos, según una armonía de relaciones, ya sea por la voluntad, por la imaginación o por la sensibilidad física, y cuyos principales fenómenos son la somnolencia, el sueño, el sonambulismo y el estado convulsivo.

«Preg. ¿Cuáles son los efectos del magnetismo?

«Resp. Comúnmente, se dice que el magnetismo produce dos efectos principales: 1°) Un estado de sonambulismo, en el cual el magnetizado –completamente privado del uso de sus sentidos– ve, escucha, habla y responde a todas las preguntas que se le dirigen; 2°) Una inteligencia y un saber que sólo tiene en la crisis; él conoce su estado, los remedios convenientes a sus enfermedades e incluso lo que hacen ciertas personas distantes.

«Preg. En conciencia, ¿está permitido magnetizar y hacerse magnetizar?

«Resp. 1º) Si para la operación magnética se emplean medios, o si por ella se obtienen efectos que suponen una intervención diabólica, será una obra supersticiosa y nunca puede ser permitida; 2°) Sucede lo mismo cuando las comunicaciones magnéticas ofenden la modestia; 3°) Suponiendo que se tome cuidado en apartar todo abuso de la práctica del magnetismo, todo peligro para la fe o para las costumbres, todo pacto con el demonio, es dudoso que sea permitido recurrir a él como a un remedio natural y útil.»

Lamentamos que el autor haya puesto esta última corrección, que está en contradicción con lo que precede. En efecto, ¿por qué el uso de una cosa reconocida saludable no sería permitido, desde que se aparten todos los inconvenientes que él señala en su punto de vista? Es cierto que no expresa una defensa formal, sino una simple duda sobre lo permitido. Cualquiera que ella sea, esto no se encuentra en un libro erudito, dogmático, para uso exclusivo de los teólogos, sino en un libro elemental, para uso de catecismos, por consecuencia destinado a la instrucción religiosa de las masas; por consiguiente, no es de modo alguno una opinión personal: es una verdad consagrada y reconocida que el magnetismo existe, que produce el sonambulismo, que el sonámbulo goza de facultades especiales, en cuyo número está la de ver sin la ayuda de los ojos –incluso a la distancia–, de escuchar sin la ayuda de los oídos, de poseer conocimientos que él no tiene en su estado normal y de indicar los remedios que le son saludables. La calidad del autor tiene aquí un gran peso. No es un hombre desconocido que habla o un simple sacerdote que emite su opinión: es un vicario general que enseña. Nuevo fracaso y nueva advertencia para aquellos que juzgan con demasiada precipitación.