El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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592. Si en punto a inteligencia comparamos al hombre y a los animales, parece difícil de establecer la línea demarcatoria; porque ciertos animales, bajo aquel aspecto, son notoriamente superiores a ciertos hombres. ¿Semejante línea puede ser establecida con precisión?

«Acerca de este punto no están muy acordes vuestros filósofos, queriendo los unos, que el hombre sea un animal y otros que el animal sea un hombre. Todos se equivocan; el hombre es un ser especial que se rebaja mucho a veces o que puede elevarse también mucho. En lo físico, el hombre es como los animales, y está mucho menos provisto que muchos de ellos, pues la naturaleza ha dado a éstos todo lo que aquél se ve obligado a inventar con su inteligencia para su conservación y satisfacción de sus necesidades. Su cuerpo se destruye como el de los animales, es cierto; pero su espíritu tiene un destino, que sólo él puede comprender; porque sólo él es completamente libre. ¡Pobres hombres que os rebajáis hasta el bruto! ¿No sabéis distinguiros de él? Reconoced al hombre en el pensamiento de Dios».