El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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930. Es evidente que sin las preocupaciones sociales por las que nos dejamos dominar, se encontraría siempre algún trabajo que pudiese ayudar a vivir, aunque tuviésemos que descender de nuestra posición; pero entre las gentes que no tienen preocupaciones, o que las pasan por alto, ¿las hay que están en la Imposibilidad de atender a sus necesidades, a consecuencia de enfermedades u otras causas independientes de su voluntad?

«En una sociedad organizada con arreglo a la ley de Cristo; nadie debe morir de hambre».

Con una organización sabia y previsora, sólo por culpa suya, puede faltar al hombre lo necesario, pero sus mismas faltas son a menudo resultado del medio en que se halla colocado. Cuando el hombre practique la ley de Dios, existirá un orden social fundado en la justicia y en la solidaridad, y él mismo será mejor. (793)