El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

Volver al menú
SEMEJANZAS FÍSICAS Y MORALES

207. Con frecuencia los padres transmiten a los hijos la semejanza física. ¿Les transmiten también la moral?

«No; porque tienen almas o espíritus diferentes. El cuerpo procede del cuerpo, pero el espíritu no procede del espíritu. Entre los descendientes de raza no existe más que consanguinidad».

-¿De dónde proceden las semejanzas morales que existen a veces entre padres e hijos? «Son espíritus simpáticos atraídos por la semejanza de inclinaciones».

208. ¿No tiene influencia el espíritu de los padres en el del hijo, después de haber nacido éste?

«La tiene, y muy grande, pues, como dejamos dicho, los espíritus deben contribuir a su progreso recíproco. Pues bien: el espíritu de los padres tiene la misión de desarrollar, por medio de la educación, el de sus hijos, lo que les impone una tarea. Si falta en ella, se hace culpable».

209. ¿Por qué los padres buenos y virtuosos tienen hijos de naturaleza perversa? O, de otro modo, ¿por qué las buenas cualidades de los padres no atraen siempre en virtud de la simpatía, a un buen espíritu que anime al hijo?
«Un espíritu malo puede pedir buenos padres con la esperanza de que sus consejos le llevarán por mejor camino, y a menudo Dios se lo concede».

210. ¿Pueden los padres con sus pensamientos y súplicas atraer al cuerpo del hijo un espíritu bueno con preferencia a ún espíritu malo?

«No; pero pueden mejorar el espíritu del hijo que han engendrado y que les ha sido confiado, y este es su deber. Los hijos malos son una prueba para los padres».

211. ¿De dónde procede la semejanza de carácter que existe con frecuencia entre los hermanos, sobre todo si son gemelos?

«Son espíritus simpáticos que se atraen pot la semejanza de sus sentimientos y que son felices estando juntos».

212. ¿Hay dos espíritus, o dicho de otro modo, dos almas en los niños cuyos cuerpos están unidos y que tienen ciertos órganos comunes?

«Sí; pero a menudo su semejanza hace que no os parezcan más que uno».

213. Puesto que los espíritus se encarnan por simpatía en los gemelos, ¿de dónde procede la aversión que a veces se nota entre éstos?

«No es regla invariable la de que los gemelos tienen espíritus simpáticos, pues también los espíritus malos pueden querer luchar juntos en el teatro de la vida».

214. ¿Qué debe pensarse de lo que se cuenta de ciertos niños que luchan en el seno materno?

«¡Alegoría! Para demostrar que su odio era inveterado. se le hace datar de época anterior al nacimiento. Generalmente no distinguís bastante las figuras poéticas».

215. ¿De dónde procede el carácter distintivo que en cada pueblo se observa?


«Los espíritus forman también familias por la semejanza de sus tendencias, más o menos puras, según su elevación. Pues bien, un pueblo es una gran familia donde se reúnen espíritus simpáticos. La tendencia a unirse que tienen los miembros de esas familias es el origen de la semejanza. que existe en el carácter distintivo de cada pueblo. ¿Crees tú que los espíritus buenos y humanitarios acudirán a un pueblo duro y grosero? No, los espíritus simpatizan con las masas, como con los individuos, y aquéllas les proporcionan la esfera que desean».
216. ¿Conserva el hombre en sus nuevas existencias vestigios del carácter moral de sus anteriores existencias?

«Sí, puede suceder así: pero mejorándose cambia. Puede también no ser la misma su posición social, y si de amo pasa a ser esclavo, sus gustos serán muy diferentes y trabajo tendríais en reconocerlo. Siendo el mismo el espíritu en las diversas encarnaciones, sus manifestaciones pueden tener de la una a la otra, ciertas analogías modificadas, empero, por las costumbres de su nueva posición, hasta que un perfeccionamiento notable cambia completamente su carácter: porque de orgulloso y malvado, puede, si se arrepiente, trocarse en humilde y humano».

217. En sus diferentes encarnaciones, ¿conserva el hombre vestigios del carácter físico de las existencias anteriores?

«El cuerpo se destruye, y el nuevo ninguna relación tiene con el anterior. El espíritu se refleja, no obstante, en el cuerpo: y aunque es cierto que sólo materia es el cuerpo, éste, sin embargo, está modelado con arreglo a la capacidad del espíritu, que le imprime cierto carácter, especialmente en la cara, por lo que se dice con exactitud que los ojos son el espejo del alma. Quiere esto decir, que la cara particularmente refleja el alma: porque una persona excesivamente fea tiene empero, algo que gusta, cuando sirve de envoltura a un espíritu bueno, prudente y humano, al paso que hay caras muy bonitas que nada dicen, y que hasta inspiran repulsión. Podrías creer que sólo los cuerpos perfectos sirven de envoltura a espíritus perfectos, siendo así que cada día encuentras hombres de bien a pesar de su exterior deforme. Sin tener, pues. una semejanza pronunciada, la de gustos e inclinaciones puede dar lo que se llama aire de familia».

No teniendo ninguna relación necesaria el cuerpo que reviste el alma en una nueva encarnación con el que ha abandonado, puesto que puede derivar de muy distinto origen, seria absurdo deducir una sucesión de existencias de un parecido que no pasa de ser fortuito. Las cualidades del espíritu modifican, sin embargo, con frecuencia los órganos de sus manifestaciones, e imprimen a la caro, y hasta al conjunto de los gestos, un sello distintivo. Así bajo la más humilde envoltura puede descubrirse la expresión de grandeza y de dignidad, al paso que bajo el traje del cahallero encopetado se descubre a veces la de bajeza e ignominia. Ciertas personas procedentes de la más ínfima posición, adquieren sin dificultad las costumbres y modales de la alta sociedad, y parece que en ella vuelven a encontrar su elemento, mientras otras, a pesar de su nacimiento y educación, están siempre en ella como fuera de su centro. ¿Cómo explicar este hecho sino considerándolo como reflejo de lo que ha sido el espíritu?