EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo

Allan Kardec

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4. Las ideas del hombre están en proporción a lo que sabe, y, como todos los descubrimientos importantes, el de la constitución de los mundos debió dar a las ideas otra dirección: bajo el imperio de esos nuevos conocimientos, las creencias debieron modificarse. El cielo ha sido cambiado de sitio; la región de las estrellas, no teniendo límites, no puede ya servirle de mansión. ¿Dónde está, pues? A esta pregunta todas las religiones enmudecen.


El Espiritismo la resuelve demostrando el verdadero destino del hombre. Tomando por punto de partida la naturaleza de éste y los atributos de Dios, se llega a la conclusión de que, partiendo de lo conocido, se llega a lo desconocido por una deducción lógica, sin mencionar las observaciones directas que el Espiritismo permite hacer.