EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo

Allan Kardec

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23. La doctrina vulgar sobre la naturaleza de los ángeles, de los demonios y de las almas humanas, no admitiendo la ley del progreso, y viendo, sin embargo, seres en diversos grados, ha deducido de esto que eran otras tantas creaciones especiales. De este modo se hace de Dios un padre parcial, dándolo todo a algunos de sus hijos, mientras que impone a los otros el más rudo trabajo. No debe causarnos gran admiración que los hombres, después de tanto tiempo, no se hayan parado en estos privilegios, cuando obraban del mismo modo con respecto a sus propios hijos, por los derechos de primogenitura y los privilegios de nacimiento. ¿Podían creer que hacían algo peor que lo que Dios hizo? Pero hoy el círculo de las ideas se ha extendido. Ven más claro, tienen nociones más elevadas de la justicia, la quieren para ellos, y si no la encuentran en la tierra, al menos, encontrarla más perfecta en el cielo. Por esto repugna a su razón cualquier doctrina en la que la justicia divina no se les manifieste en su mayor pureza.