EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo

Allan Kardec

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8. El Espiritismo no viene, pues, a negar la penalidad futura. Al contrario, viene a patentizarla. Lo que destruye es el infierno localizado con sus hornos y sus penas irremisibles. No niega el purgatorio, puesto que prueba que estamos en él, lo define y lo precisa, explicando la causa de las miserias terrestres, y con esto hace que los que lo negaban crean en él. ¿Rechaza, acaso, las preces por los difuntos? Muy al contrario, puesto que los espíritus que sufren las solicitan y hacen de ellas un deber de caridad, demostrando su eficacia para atraerlos al bien y por este medio abreviar sus tormentos. (2) Hablando a la inteligencia, ha vuelto a la fe a los incrédulos y a la oración a aquellos que se burlaban de ella. Pero dice que la eficacia de las oraciones está en el pensamiento y no en las palabras, que las mejores son las del corazón y no las de los labios, aquellas que uno mismo dice, y no aquellas que se mandan decir por dinero. ¿Quién se atrevería a vituperarlo por eso?

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(2). Véase El Evangelio según el Espiritismo, Cáp. XXII, “Acción de la oración”.