EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo

Allan Kardec

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5. El hombre está compuesto de un cuerpo y de espíritu. El espíritu es el ser principal, el ser racional, el ser inteligente. El cuerpo es la envoltura material que viste temporalmente el espíritu para el cumplimiento de su misión en la Tierra y la ejecución del trabajo necesario para su adelanto. El cuerpo gastado se destruye, y el espíritu sobrevive a su destrucción. Sin el espíritu, el cuerpo no es más que materia inerte, como un instrumento privado del brazo que le hace obrar; pero sin el cuerpo, el espíritu lo es todo: vida e inteligencia. Dejando el cuerpo, vuelve al mundo espiritual del cual salió para encarnarse. Hay, pues, el mundo corporal, compuesto de espíritus encarnados, y el mundo espiritual, formado por los espíritus desencarnados.


Los seres del mundo corporal, por el mismo hecho de tener una envoltura material, han de residir en la Tierra o en otro planeta cualquiera. El mundo espiritual está en todas partes, alrededor nuestro y en el espacio, puesto que no tiene límites. En razón a la naturaleza fluídica de su envoltura, los seres que la componen, en lugar de arrastrarse penosamente por el suelo, traspasan las distancias con la rapidez del pensamiento. La muerte del cuerpo es la rotura de los lazos que los cautivaba.