EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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7. Soy el gran médico de las almas y vengo a traeros los remedios que deben curarlas; los débiles, los que sufren y los enfermizos, son mis hijos predilectos, y vengo a salvarles. Venid, pues, a mí, todos los que sufrís y estáis cargados, y seréis aliviados y consolados; no busquéis en otra parte la fuerza y el consuelo, porque el mundo es impotente para daros estas cosas. Dios hace un llamamiento a vuestros corazones por medio del Espiritismo: escuchadle. Que la impiedad, la mentira, el error y la incredulidad, sean extirpados de vuestras almas doloridas; estos son monstruos que chupan vuestra más pura sangre, y os hacen llagas casi siempre mortales. En el porvenir, humildes y sumisos al Criador, practicaréis su ley divina. Amad y orad; sed dóciles a los espíritus del Señor, invocadle en el fondo de vuestro corazón, y entonces os enviará a su hijo muy querido para instruiros y deciros estas buenas palabras: Heme aquí; vengo a vosotros, porque me habéis llamado. (El Espíritu de Verdad. Bordeaux, 1861.)