EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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5. Tocáis el tiempo del cumplimiento de las cosas anunciadas para la transformación de la humanidad; ¡felices serán los que hayan trabajado en el campo del Señor con desinterés y sin otro móvil que la caridad! Los jornales de trabajo serán pagados al céntuplo de lo que hayan esperado. ¡Felices los que habrán dicho a sus hermanos: "Hermanos, trabajemos juntos y unamos nuestros esfuerzos, a fin de que el Señor, cuando llegue, encuentre la obra concluida", porque el Señor Les dirá: "Venid a mí, vosotros que sois buenos servidores, vosotros que habéis hecho callar vuestros celos y vuestras discordias para no dejar la obra en sufrimiento!" Pero desgraciados aquellos que por sus disensiones habrán retardado la obra de segar, porque el huracán vendrá y serán arrebatados por el torbellino. Entonces exclamarán: "¡Gracia! ¡gracia!". Pero el Señor les dirá: "¿Por qué pedís gracia, vos-otros que no habéis tenido piead de vuestros hermanos, y que habéis rehusado tenderles la mano, vosotros que habéis abatido al débil en vez de sostenerle? ¿Por qué pedís gracia, vosotros que habéis buscado vuestra recompensa en los goces de la tierra y en las satisfacciones de vuestro orgullo? Vosotros habéis recibido ya vuestra recompensa tal como la quisísteis; no pidáis más: las recompensas celestes son, para los que no hayan pedido las recompensas de la tierra.


Dios hace en este momento la enumeración de sus fieles servidores, ha señalado con su dedo a aquellos que sólo tienen la apariencia de la abnegación, a fin de que no usurpen el salario de los servidores valerosos, porque a los que no retrocederán ante su tarea les va a confiar los puestos más difíciles en la grande obra de la regeneración por el Espiritismo, y estas palabras se cumplirán: "Los primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros en el reino de los cielos" (El Espíritu de Verdad. París, 1862).