EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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El que se eleva será humillado

3. En aquella hora se llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién piensas que es mayor en el reino de los cielos? -Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos. -Y dijo: En verdad os digo, que si no os volviéseis e hiciérais como niños, no entraréis en el reino de los cielos. - "Cualquiera, pues, que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos". - Y el que recibiere a un niño tal en mi nombre a mí recibe. (San Mateo, cap. XVIII, v. 1 a 5).


4. Entonces se acercó a él la madre de los hijos de Cebedeo con sus hijos, adorándole y pidiéndole alguna cosa. - El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Dí que estos mis dos hijos se sienten en tu reino, el uno a tu derecha y el otro a la izquierda. - Y respondiendo Jesús, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber? Dícenle: podemos. -Díjoles: en verdad beberéis mi cáliz; mas el estar sentado a mí derecha o a mi izquierda, no me pertenece a mí darlo a vosotros, si no a los que está preparado por mi Padre. - Cuando los diez oyeron esto, se indignaron contra los dos hermanos. - Mas Jesús los llamó a sí, y dijo: ¿Sabéis que los príncipes de las gentes avasallan a sus pueblos, y que los que son mayores ejercen potestad sobre ellos? - No será así entre vosotros: mas entre vosotros, todo el que quiera ser mayor, será vuestro criado. - Y el que entre vosotros quiera ser primero, será vuestro siervo; - así como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en redención por muchos. (San Mateo, cap. XX, v. de 20 a 28).


5. Y aconteció: que entrando Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos a comer pan, ellos le estaban acechando. - Y observando también cómo los convidados escogían los primeros asientos en la mesa, les propuso una parábola, y dijo: - Cuando fueres convidado a bodas no te sientes en el primer lugar, no sea que haya allí otro convidado más honrado que tú. - Y que venga aquél que te convidó a tí y a él y te diga: Da el lugar a éste, y que entonces tengas que tomar el último lugar con vergüenza. - Mas cuando fueres llamado, ve y siéntate en el último puesto: pára que cuando venga el que te convidó te diga: Amigo, sube más arriba. Entonces serás honrado delante de los que estuvieron contigo a la mesa -"Porque todo aquél que se ensalva, humillado será, y el que se humilla será ensalzado". (San Lucas, cap. XIV, v. 1 y de 7 a 11).


6. Estas máximas son consecuencia del principio de humildad que Jesús no cesa de sentar como condición esencial de la felicidad prometida para los elegidos del Señor, y que ha formulado con estas palabras: "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos". Tomó un niño como tipo de la sencillez de corazón, y dijo: "Cualquiera, pues, que se humillare como este niño", éste es el mayor en el reino de los cielos, es decir, el que no tendrá ninguna pretensión a la superioridad o a la infalibilidad.

El mismo pensamiento fundamental se encuentra en esta otra máxima: "Todo el que quiera ser mayor será vuestro criado", y en esta otra: "Porque aquél que se ensalza, humillado será, y el que se humilla, será ensalzado".

El Espiritismo viene a sancionar la teoría con el ejemplo, enseñándonos grandes en el mundo de los espíritus a aquellos que eran pequeños en la tierra, y a menudo, muy pequeños a aquellos que estaban en ella como grandes poderosos. Consiste en que los primeros se llevaron, al morir, sólo aquello que hace la verdadera grandeza en el Cielo, y no se pierde: las virtudes; mientras que los otros, tuvieron que dejar lo que constituía su grandeza en la tierra y no puede llevarse: la fortuna, los títulos, la gloria, el nacimiento; no teniendo otra cosa, llegan al otro mundo desprovistos de todo, como los náufragos que lo perdieron todo, hasta sus vestidos; sólo conservaron su orgullo, que hace su nueva posición más humillante porque ven superiores a ellos y resplandecientes de gloria, a los que pisotearon en la tierra.

El Espiritismo nos enseña otra aplicación de este principio en las encarnaciones sucesivas en las que aquéllos que estuvieron más elevados en una existencia, han bajado a la última clase en una existencia siguiente, si han sido dominados por el orgullo y la ambición. No busquéis, pues, el primer puesto en la tierra, ni procuréis poneros más altos que los otros, si no queréis veros obligados a bajar; buscad, por el contrario, el más humilde, y el más modesto, porque Dios sabrá daros uno más elevado en el Cielo, si lo merecéis.