EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

Volver al menú
15. Si es así, se dirá, el mal es necesario y durará siempre, porque si desapareciese, Dios quedaría privado de un poderoso medio para castigar a los culpables; luego es inútil tratar de mejorar a los hombres. No; si no hubiese ya culpables, no habría necesidad de castigos. Supongamos a la humanidad transformada en hombres de bien; nadie procurará hacer daño a su projimo, y todos serán felices porque serán buenos. Tal es el estado de los mundos adelantados, de los que el mal está excluído; tal será el de la tierra cuando haya progresado bastante. Pero mientras ciertos mundos adelantan, se forman otros poblados por espíritus primitivos, y que sirven, además de habitación, de destierro o lugar de expiación para los imperfectos rebeldes, obstinados en el mal y que son arrojados de los mundos que han llegado a ser felices.