EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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Reuniones espiritistas

4. Porque donde están dos o tres congregados en mí nombre, allí estoy en medio de ellos. (San Mateo, cap. XVIII, v. 20).

5. Prefacio. Estar reunidos en nombre de Jesús, no quiere decir que basta estar reunidos materialmente, sino espiritualmente por la comunión e intención de pensamientos para el bien; entonces Jesús se encuentra en la reunión, o uno de los espíritus puros que le representan. El Espiritismo nos enseña de qué modo los espíritus pueden estar entre nosotros. Se presentan con su cuerpo fluídico espiritual y con la apariencia que nos los haría reconocer si se hicieran visibles. Cuanto más elevada su jerarquía, tanto más grande es su poder y radiación; así es que poseen el don de ubicuidad, y por lo mismo, pueden encontrarse en diferentes puntos simultáneamente: basta para ello un destello de su pensamiento.


Por aquellas palabras Jesús quiso manifestar el efecto de la unión y de la fraternidad: no es el mayor o menor número lo que le atrae, puesto que, en vez de dos o tres personas, hubiera podido decir díez o veinte sino el sentimiento de caridad que anima a los unos y a los otros; pues para esto, basta que haya dos. Pero si estas dos personas ruegan cada una por su lado, aun cuando se dirijan a Jesús, no hay entre ellas comunión de pensamientos, sobre todo si no están movidas por un sentimiento de benevolencia mutua, si se miran también con prevención, con odio, envidia o celos, las corrientes fluídicas de sus pensamientos se rechazan en lugar de unirse con mucha simpatía, y entonces "no están unidas en nombre de Jesús"; Jesús sólo es el pretexto de la reunión y no el verdadero móvil. (Capítulo XXVII, núm. 9).


Si El dijo: "Vendré por cualquiera que me llamare", eso no implica el que sea sordo a la voz de una sola persona; es que exige, ante todo, el amor al prójimo, del que se pueden dar más pruebas cuando son muchos que estando en el aislamiento, porque entonces todo sentimiento personal lo aleja; de todo esto se desprende, que si en una reunión numerosa, dos o tres personas solamente se unen de corazón por el sentimiento de una verdadera caridad, mientras que los otros se aislan y se concentran en sus pensamientos egoístas y mundanos, él estará con los primeros y no con los otros. No es, pues, la simultaneidad de palabras, de cantos, o de actos exteriores lo que constituye la reunión en nombre de Jesús, sino la comunión de pensamientos conformes al espíritu de caridad personificado en Jesús. (Cap. X, núms. 7 y 8. - Cap. XXVII, números 2, 3 y 4).


Tal debe ser el carácter de las reuniones espiritistas formales, en las que se espera sinceramente el concurso de los buenos espíritus.

6. Oracíón. - (Al empezar la reuníán). - Rogamos al señor Dios omnipotente que nos envíe buenos espíritus para asistirnos, aleje a los que pudieren inducirnos en error, y que nos dé la luz necesaria para distinguir la verdad de la impostura.


Separad también a los espíritus malévolos, encarnados o desencarnados, que intentaran poner la discordia entre nosotros y desviarnos de la caridad y amor al prójimo. Si alguno pretendiere introducirse aquí, haced que no encuentre acceso en ninguno de nosotros.


Espíritus buenos que os dignáis venir a instruirnos, hacednos dóciles a vuestros consejos, y desviad de nosotros el egoísmo, el orgullo, la envidia y los celos; inspiradnos indulgencia y benevolencia para nuestros semejantes presentes y ausentes, amigos y enemigos; haced, en fin, que en los sentimientos de caridad, humildad y abnegación de que nos sintamos animados, reconozcamos vuestra saludable influencia.


A los médiums a quienes encarguéis de transmitir-nos vuestras enseñanzas, dadies la conciencia de la santidad del mandato que les ha sido confiado y de la gravedad del acto que van a cumplir, con el fin de que tengan el fervor y el recogimiento necesarios.


Si en esta reunión se encontrasen personas que fuesen atraídas por otro sentimiento que no sea el del bien, abridles los ojos a la luz, y que Dios les perdone si vienen con malas intenciones.


Rogamos muy parcialmente al espíritu de N... nuestro guía espiritual, que nos asista y vele sobre nosotros.



7. (Al fin de la reunión). - Damos gracias a los buenos espíritus que han querido venir a comunicarse con nosotros; les rogamos que nos ayuden a poner en práctica las instrucciones que nos han dado, y que hagan que al salir de aquí, cada uno de nosotros se sienta fortificado en la práctica del bien y del amor del prójimo.


Deseamos igualmente que estas instrucciones sean provechosas a lós espíritus que sufren, ignorantes o viciosos que hayan asistido a esta reunión, y sobre las cuales imploramos la misericordia de Dios.