EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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18. El instinto es el guía, y las pasiones el motor de las almas en el primer período de su desarrollo. Ambos se confunden a veces en sus efectos. Sin embargo, entre ambos principios hay diferencias esenciales que debemos considerar. El instinto es un conductor seguro, siempre bueno: puede llegar a ser inútil, pero nunca perjudicial. Se debilita con el desarrollo y predominio de la inteligencia. Las pasiones, en las primeras edades del alma, poseen un común denominador con el instinto: los seres son llevados por una fuerza inconsciente. Ellas nacen de las necesidades corporales y se apoyan más en el cuerpo que en el instinto. Lo que las distingue del instinto es su individualidad. No producen, como el instinto, efectos generales y uniformes. Por el contrario, varían de intensidad y naturaleza según los individuos. Son estimulantes útiles hasta el instante que despierta el sentido moral, por el cual el ser pasivo deviene un ser racional. En ese momento las pasiones se vuelven inútiles, además de perjudiciales, para el progreso del espíritu, porque retardan su desmaterialización. Se debilitan con el desarrollo de la razón.