EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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61. Ahora bien, si tal es la variedad que la Naturaleza pudo plasmar en los diferentes lugares de este pequeño mundo tan estrecho y limitado, ¡cuánto más debéis ampliar esa concepción al imaginar las perspectivas de los vastos mundos! ¡Cuánto más debéis desarrollarlas y reconocer su enorme poder si la aplicamos a los maravillosos mundos que, en mayor medida aún que en la Tierra, atestiguan su incognoscible perfección! No imaginéis alrededor de los soles del espacio sistemas parecidos a vuestro sistema planetario. No penséis que en otros planetas desconocidos existirán los tres reinos naturales que tenéis en el vuestro. Pero pensad que así como no existe un rostro humano idéntico a otro en toda la especie humana, así también una diversidad prodigiosa e inimaginable fue esparcida en las residencias eternas que bogan en el seno de los espacios. Debido a que vuestra Naturaleza animada comienza en el zoófito y concluye en el hombre. En razón de que la atmósfera alimenta la vida terrestre y el elemento líquido la renueva sin cesar, así como vuestras estaciones producen fenómenos que las dividen, no deduzcáis que los millones de millones de tierras que se desplazan por el espacio sean parecidas a la vuestra. Lejos de eso, difieren según las diferentes condiciones que les son propias y de acuerdo a su papel respectivo en el escenario del mundo. Son como las piedras preciosas que componen un gigantesco mosaico, como las flores diversificadas de un admirable jardín.