EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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Emigraciones e inmigraciones de los Espíritus

35. En el intervalo entre sus existencias corporales, los Espí- ritus se encuentran en estado de erraticidad y forman la población espiritual del ambiente del globo. A través de las muertes y de los nacimientos, ambas poblaciones, la corporal y la espiritual, se mezclan incesantemente la una con la otra. Hay, pues, a diario, emigraciones del mundo corporal hacia el mundo espiritual e inmigraciones del mundo espiritual hacia el mundo corporal: ese es el estado normal.


36. En ciertas épocas, reguladas por la sabiduría divina, esas emigraciones e inmigraciones se producen en masas más o menos considerables, a consecuencia de las grandes revoluciones que les acarrean la partida simultánea en cantidades enormes, que de inmediato son sustituidas por cantidades equivalentes de encarnaciones. Por consiguiente, es preciso considerar los flagelos destructores y los cataclismos como ocasiones de llegadas y partidas colectivas, recursos providenciales para la renovación de la población corporal del globo, que se robustece mediante la introducción de nuevos elementos espirituales más purificados. Por cierto, si bien en esas catástrofes se produce la destrucción de un gran número de cuerpos, sólo se trata de vestimentas desgarradas, ya que ningún Espíritu perece: apenas cambia de ambiente. En vez de partir aisladamente, lo hacen en multitud; esa es la única diferencia, ya que por una causa o por otra, tarde o temprano, fatalmente deberán partir.


Las renovaciones rápidas, casi instantáneas, que se producen en el elemento espiritual de la población a consecuencia de los flagelos destructores, aceleran el progreso social; si no fuera por las emigraciones e inmigraciones que de tiempo en tiempo vienen a darle un impulso violento, ese progreso sólo se realizaría con extrema lentitud.



Es de notar que las grandes calamidades que diezman a las poblaciones están seguidas invariablemente por una era de progreso en el orden físico, intelectual o moral y, por consiguiente, en el estado social de las naciones en las que estas tienen lugar. Eso se debe a que tienen por finalidad producir una transformación en la población espiritual, que es la población normal y activa del globo.


37. Esa transfusión que ocurre entre la población encarnada y la desencarnada de un mismo planeta, se efectúa también entre los mundos, ya sea individualmente en las condiciones normales, o de forma masiva en circunstancias especiales. Hay, pues, emigraciones e inmigraciones colectivas de un mundo hacia otro, de donde resulta la introducción, en la población de uno de ellos, de elementos absolutamente nuevos. Nuevas razas de Espíritus, que vienen a mezclarse con las existentes, constituyen nuevas razas de hombres. Ahora bien, como los Espíritus no pierden nunca lo que han conquistado, llevan consigo la inteligencia y la intuición de los conocimientos que poseen y, por consiguiente, imprimen su carácter peculiar a la raza corporal que van a animar. Para eso no necesitan que se creen nuevos cuerpos exclusivamente para su uso. La especie corporal existe, de modo que siempre encuentran cuerpos listos para recibirlos. Por lo tanto, sólo son nuevos habitantes. A su llegada a la Tierra integran primero la población espiritual, para después encarnar como los demás.