EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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8. Más tarde se pensó que en razón de la dirección del movimiento de las estrellas y su regreso diario en el mismo orden, la bóveda celeste no podía ser simplemente una semiesfera posada sobre la Tierra, sino una esfera entera, plana o convexa, cortada en su parte central por la presencia de la Tierra y habitada sólo en su faz superior. Ya se había progresado algo. Pero, ¿sobre qué se apoyaba la Tierra? Sería inútil recordar todas las suposiciones ridículas tejidas por la imaginación, desde aquella teoría hindú que suponía que la Tierra estaba sostenida por cuatro elefantes blancos, hasta aquella otra que la imaginaba apoyada sobre las alas de un inmenso pájaro. Los demás sabios confesaban ignorar la respuesta.