EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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3. A primera vista, nada parece más profundamente variado y diferente que las diversas sustancias que componen el mundo. Entre los objetos que el arte o la Naturaleza nos muestran a diario, ¿hay dos que posean una identidad perfecta o aunque más no sea una paridad de composición? ¡Qué enorme diferencia entre la solidez, la compresibilidad, el peso y las propiedades múltiples de los cuerpos, entre los gases atmosféricos y la pepita de oro, entre la molécula de agua de la nube y la del mineral que forma la estructura ósea del mundo! ¡Qué diversidad entre el tejido químico de las diferentes plantas que decoran al reino vegetal y el del no menos numeroso mundo animal! Sin embargo, podemos establecer, como principio absoluto, que todas las sustancias, conocidas o no, por más distintas entre sí que parezcan, ya sea en su constitución íntima o en relación a su acción recíproca, son sólo formas diferentes que presenta la misma materia, variedades que adopta bajo la dirección de las innumerables fuerzas que la gobiernan.