EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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14. “Habiendo subido a una barca, Jesús atravesó el lago y vino a su ciudad (Cafarnaúm). Y le presentaron un paralítico tendido en una camilla. Jesús, al notar su fe, dijo al paralítico: ‘Hijo mío, ten confianza; tus pecados te son perdonados’.


”Entonces algunos escribas dijeron entre sí: ‘Este hombre blasfema’. Pero Jesús, conociendo lo que ellos pensaban, les dijo: ‘¿Por qué tenéis malos pensamientos en vuestros corazones? Pues, ¿qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?


”Ahora, para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la Tierra el poder de perdonar los pecados –dijo entonces al paralítico–: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. El paralítico se levantó inmediatamente y se fue a su casa. Viendo aquel milagro, el pueblo se llenó de temor y glorificó a Dios por haber concedido tal poder a los hombres.” (San Mateo, 9:1 a 8.)


15. ¿Qué podían significar estas palabras: Tus pecados te son perdonados, y en qué podían influir para la curación? El espiritismo les da una explicación, como a una infinidad de otras palabras que no han sido comprendidas hasta el día de hoy. Nos enseña, por medio de la pluralidad de las existencias, que los males y las aflicciones de la vida suelen ser expiaciones del pasado, así como que sufrimos en la vida presente las consecuencias de las faltas que cometimos en una existencia anterior. Así será hasta que hayamos pagado la deuda de nuestras imperfecciones, pues las existencias son solidarias unas con otras.


Por lo tanto, si la enfermedad de aquel hombre era un castigo por el mal que había cometido, estas palabras de Jesús: Tus pecados te son perdonados, equivalían a estas otras: “Pagaste tu deuda; la fe que ahora posees anuló la causa de tu enfermedad; en consecuencia, mereces quedar libre de ella”. Por eso dijo a los escribas: “Tan fácil es decir: Tus pecados te son perdonados, como: Levántate y anda”. Desaparecida la causa, el efecto debe cesar. Es el mismo caso que el de un prisionero a quien se le dice: “Tu crimen ha quedado expiado y perdonado”, lo que equivaldría a decirle: “Puedes salir de la prisión”.